Jornadas Nacionales Sobre Cambio Climático

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El cambio climático

En la actualidad el cambio climático es un tema de amplio debate tanto en la comunidad científica, como en la agenda política internacional, debido a las posturas que toman diferentes países al respecto, fuere comprometiéndose en sus programas de desarrollo sostenible, o haciendo caso omiso a los tratados internacionales (notoriamente, EE. UU. y China). De hecho, existen dos posturas principales contrapuestas: la primera plantea que los cambios que actualmente se observan en el clima forman parte de un patrón normal, relacionado a procesos cíclicos del Sol y de la Tierra. En contraposición, la otra postura plantea que los cambios son de origen antropogénico (generado por la actividad humana), por lo que no cuadran dentro de las fluctuaciones climáticas normales del planeta. Cabe destacar que existe una gran diferencia entre la primera postura (negación del cambio climático, o que este sea generado por los humanos) vs la segunda postura en cuanto a adeptos, siendo la segunda la más aceptada por la gran mayoría de los académicos y políticos del mundo. La primera, aunque con mucho menos sustento, sirve como argumento a políticas de industrialización y altas emisiones de CO2 por parte de las grandes potencias. Ahora bien, suponiendo que este fenómeno sea producto de nuestro accionar, ¿Cómo hemos llegado a generar estos cambios?

Antes de responder esta pregunta es importante definir qué es el Cambio Climático (CC), cuándo nos percatamos de su existencia, y cuáles son/serán sus consecuencias.

Por definición, el clima refiere al conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región en particular. El aire, el agua y la tierra de nuestro planeta se encuentran vinculados a la atmósfera a través del intercambio de gases y ciclos de la materia (N, C, P y O entre los principales). Estos procesos de intercambio son un factor importante que determina el clima de la Tierra o el “clima promedio”. El clima ha cambiado considerablemente en diferentes momentos de la tierra debido a procesos naturales, pero en los últimos 50-100 años estos cambios se han producido de forma acelerada por actividades humanas. Por lo tanto, el término “cambio climático” refiere a las variaciones climáticas causadas por el accionar de la humanidad. La primera vez que algún científico alertó a la comunidad sobre esta cuestión sucedió en 1896 cuando el químico, y premio nobel de química, Svante Arrhenius (1859-1927) publicaba los resultados de su investigación que sugerían que: “las concentraciones de CO2 en la atmósfera podrían afectar el clima de la Tierra a través del efecto invernadero”. Cabe aclarar algunos conceptos que suelen usarse como sinónimos pero que son procesos distintos: efecto invernadero, calentamiento global y cambio climático. El efecto invernadero es un fenómeno natural producido por los gases de la atmósfera, que retienen parte de la radiación solar que atraviesa la misma, evitando que parte del calor “rebote” de nuevo hacia el espacio. El funcionamiento natural del efecto invernadero genera un microclima a nivel planetario que es fundamental para generar y mantener la vida en la tierra. El calentamiento global refiere al aumento en la temperatura promedio de la tierra, generado por el aumento de gases de efecto invernadero (Dióxido de Carbono CO2, Vapor de H2O, Monóxido de Carbono CO, Metano CH4, Dióxido de Nitrógeno NO2) que retienen mayor radiación solar de la normal, produciendo así un incremento en la temperatura media de la tierra. Este calentamiento global es el que progresivamente viene incrementando la temperatura de la tierra (Temperatura Media Global), y causa alteraciones de los ciclos naturales de los gases y la materia y genera en definitiva lo que llamamos Cambio Climático. Si bien no hay consenso en el ámbito científico sobre el comienzo del proceso de calentamiento global antropogénico, ya que algunos lo sitúan a fines del S XIX, y otros a partir de la década de 1960, sí hay consenso generalizado de que es real, y está incrementándose.

Si bien esta explicación describe los procesos físico-químicos y biológicos que se suceden naturalmente y generan efecto invernadero, calentamiento global y cambio climático, hasta el momento no hemos respondido la pregunta fundamental realizada al principio: ¿Cómo hemos llegado a generar estos cambios? ¿Es posible que nuestra especie genere cambios tan profundos en el planeta qué habitamos?

Para responder esta pregunta hay que remontarse unos 200.000 años en el pasado. Hace 200.000 años nuestra especie comenzaba su dispersión y posterior migración fuera de África, expandiéndose al resto de los continentes. Mientras salíamos del continente africano empezó a ocurrir un desplazamiento y extinción de otras especies producto de la caza y competencia por los mismos recursos. Algo llamativo de este del período neolítico es la extinción de la Megafauna, grandes mamíferos que habitaban nuestro planeta. Dicha extinción muchas veces estuvo relacionada con la expansión de nuestra joven especie por la faz de la tierra. Otro caso paradigmático es la extinción del Homo neanderthalensis, una especie humana que, según las teorías más aceptadas, habría sido absorbida y extinguida por la llegada del Homo sapiens hace poco más de 40.000 años, al no poder competir con nuestra especie en Europa.

El segundo hecho ocurrió hace 10.000 años aproximadamente y tiene que ver con lo que se conoce como revolución neolítica. Este término hace referencia a la primera transformación radical de la humanidad, en donde se pasa de un modo de vida nómade a uno sedentario, y de una economía recolectora (caza, pesca y recolección de frutos) a una economía productora: la agricultura. Dejamos de ser nómades, y comenzamos a manejar la tierra, pudimos construir “chozas” que luego serían reemplazadas a través de las épocas por asentamientos, comunas, poblados, hasta grandes ciudades. Esto permitió la aparición de los oficios más diversos, durante las edades de los metales, continuándose en un desarrollo más profundo del conocimiento con especializaciones (proto-profesiones) que fueron base de civilizaciones antiguas y las cuales llegan -con sus naturales modificaciones- hasta nuestros días. La agricultura fue fundacional y sostén de todo este proceso. Y, desde un punto de vista biótico, ninguna actividad humana ha modificado tanto el paisaje como la agricultura y la ganadería.

La combinación de estos dos hechos es fundamental para entender lo que hoy nos está pasando como especie dominante. Y debemos agregar otro hito que marcó un punto de inflexión tanto tecnológico como en explosión demográfica: la revolución industrial. Ésta trajo aparejada una revolución en el transporte mundial que permitió la explotación y traslado de recursos naturales, renovables y no renovables, por todo el globo, a la vez que se observó una aceleración en las tasas de explotación de los mismos nunca vistos. La tala, explotación minera, consumo de combustibles fósiles y recursos hídricos, reconversión de suelos para uso agrícola e industrial, etc. comenzaron a aumentar a ritmo exponencial. También, los avances tecnológicos en medicina y producción de alimentos trajeron aparejada una aceleración del crecimiento poblacional a nivel global que intensificó los procesos mencionados. Las principales consecuencias de este proceso han sido una tasa de degradación de suelos y recursos no renovables, como el agua y el aire, así como una tasa de extinción de especies nunca vista en tiempos históricos. A estos procesos de degradación ambiental de gran impacto, deben agregarse la tasa de deforestación y la introducción de especies exóticas, que contribuyen a la acelerada extinción de organismos [1] .

[1] La tasa de extinction actual está llevando a una extinción masiva de la biota que pone en peligro nuestro futuro. Esto solo ocurrió 5 veces en la historia de la vida en nuestro planeta. La más conocida corresponde a la extinción que barrió con el 76% de los seres vivos, entre ellos los dinosaurios, hace 65 millones de años por el meteorito caído en la región que hoy conocemos como Golfo de México. Pero la más devastadora ocurrió hace 253 millones de años (en la transición entre los períodos Pérmico y Triásico) donde desapareció el 96% de la vida sobre la tierra. Si desaparecen cada cierto período de tiempo casi un 100% de todas las formas de vida existentes, ¿cómo es posible que estemos actualmente en presencia de tan abundante biodiversidad? Existe un patrón que se cumplió en cada una de las 5 grandes extinciones: la vida volvió a resurgir y diversificarse cuando los procesos físicos que desencadenaron la extinción llegaron a su fin. En pocas palabras, para que se termine la actual extinción de especies (llamada sexta extinción) o el clima vuelva a su normalidad, nosotros deberíamos desaparecer, o nuestras acciones deberán estar en un equilibrio con la naturaleza.

Paradójicamente, es la primera vez en la historia planetaria donde es un ser vivo -la especie humana- quien está produciendo estas extinciones, y no un factor físico (meteoritos, cambios orbitales, actividad volcánica, etc.).

Esto no implica que la revolución industrial, la agricultura o el desarrollo de la capacidad y tecnología humana sean necesariamente perjudiciales, pero sí que han cambiado el equilibrio de los ecosistemas del mundo. Al mismo tiempo, no podemos permitirnos vivir en un mundo cuya biodiversidad se va empobreciendo. Es nuestra obligación como masones apostar al crecimiento de la sociedad y el país del que somos parte, sin dilapidar los recursos, que es básicamente, QQ.·.HH.·., lo que se busca mediante el desarrollo sostenible. La biodiversidad actúa como estabilizador ecológico dentro del desarrollo sostenible, porque mientras mayor es la diversidad de especies y de los ecosistemas, mayores son las posibilidades de los sistemas biológicos de mantener la integridad de sus ciclos, permitiendo la supervivencia de las especies, incluyendo al hombre. Desde el punto de vista socioeconómico, los ecosistemas con sus especies brindan materias primas, bienes de consumo y servicios ecosistémicos. Por poner un ejemplo, si todos los insectos desaparecieran, probablemente la humanidad no podría durar más que unos pocos meses. Todo en la naturaleza está interconectado, existiendo un efecto de reacción en cadena, donde la modificación de algún punto, aunque sea mínimo en este equilibrio, puede generar consecuencias nefastas.

Volviendo al cambio climático, y cuáles serían sus consecuencias en los próximos 10 a 30 años, nos remitimos al último informe de la IPCC (Intergovermental Panel on Climate Change):

Ø La temperatura media global de la superficie de la tierra fue 0.87°C más alta entre 2006-2015 en comparación con el decenio de 1850-1900.

Ø Actualmente se estima un crecimiento de la Temperatura media de 0.2°C por década.

Ø Este aumento es de 2 a 3 veces mayor en el ártico por la disminución del albedo.

Ø Las modificaciones antropogénicas tomarán cientos de años en ser revertidas a períodos pre-industriales si no tomamos cartas en el asunto muy pronto.

Ø Las emisiones de gases de efecto invernadero, aerosoles y sus precursores causarán un aumento medio de 0.5°C en las próximas 2 décadas

Ø Si se controlan las emisiones de CO2 de forma rápida se podrá limitar el aumento de la temperatura a sólo 1.5°C.

Ø Se incrementarán las temperaturas extremas, causando sequias e inundaciones en regiones del mundo donde antes no eran frecuentes.

Ø En áreas templadas del mundo, la temperatura de los días más cálidos subirá en promedio 3°C (Si aumenta 1.5°C la temperatura media global) y 4°C (si aumenta 2°C).

Ø Las noches serán más frías más cerca de los polos (4.5°C a 1.5°C y 6°C si la temperatura mundial asciende en promedio 2°C).

Ø No obstante, habrá cada vez más días cálidos, en promedio.

Ø Para 2100 si la temperatura aumenta 1.5°C el nivel del mar aumentará entre 20 y 80 centímetros.

Ø Los riesgos de inundaciones en ciudades costeras aumentarán casi al doble con una estimación de 1.5°C de aumento.

Ø 6% de los insectos, 8% de las plantas y 4% de los vertebrados perderán la mitad de sus distribuciones geográficas habitables (si la temperatura aumenta 1.5°C), aumentando a 18% de los insectos, 16% de las plantas y 8% de los vertebrados, con un aumento de 2°C de la temperatura media mundial.

Ø 4% de los ecosistemas del mundo se transformarán a 1.5°C de aumento y 13% si la temperatura aumenta 2°C.

Ø La producción pesquera se reducirá substancialmente a 1.5°C y al doble a 2°C

Ø Los corales se perderán en un 70-90% si la temperatura aumenta 1.5°C, y casi un 99% si la temperatura aumenta 2°C, por la acidificación de los océanos. (cabe aclarar que el 90% de la diversidad de los océanos vive en los corales).

Ø Habrá millones de personas más viviendo en áreas de riesgo climático o desplazados por catástrofes climáticas para el año 2050.

Ø Los vectores de enfermedades, como los mosquitos, ampliarán su área de distribución por lo que afectarán a una mayor proporción de la población mundial.

En líneas generales QQ.·.HH.·., habrá cambios que desafiarán gravemente las posibilidades de adaptación y subsistencia de las sociedades modernas como las conocemos. Estos cambios serán menores si la temperatura media aumenta 1.5°C, en lugar de 2°C.

Es nuestro deber, y desafío, como HH estar informados sobre esta grave amenaza a nuestro planeta, y contribuir, cada cual, desde sus posibilidades, a disminuir la contaminación y explotación de recursos naturales sin perder calidad de vida, asegurando la subsistencia de las generaciones futuras, y evitando que los desamparados del mundo sufran todo el peso del despilfarro y distribución desigual de recursos.

Es inevitable admitir que esta plancha ha tenido un cariz más que negativo y alarmante hasta ahora, y la situación ciertamente lo amerita, pero eso no significa que estemos inermes, y debamos meramente sentarnos a un lado a esperar el desenlace. Desde la conducta individual, el deber y tarea de las personas deben apuntar a disminuir su “huella de carbono”, es decir, la producción de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo. En esta medición se analizan las emisiones a lo largo de un año o período determinado, haciendo una suerte de inventario de las mismas. En este inventario cuentan tanto los productos como los servicios, es decir: (1) los gases de efecto invernadero emitidos de forma directa, el uso de combustibles fósiles en maquinaria o vehículos, por pérdidas de gases refrigerantes, o por reacciones químicas realizadas durante los procesos productivos; (2) las emisiones indirectas, es decir, los gases de efecto invernadero emitidos por el productor de la energía de nuestra red; y (3) las emisiones atribuibles a los productos y servicios que adquirimos, en tanto han generado emisiones previamente para ser producidos. La reducción de nuestra huella de carbono se logra mediante algunos cambios de hábitos que involucran el uso de energías renovables, utilizar menos nuestros vehículos, y más el transporte público, bicicletas o caminar, conservar la energía en nuestros hogares, reducir el consumo de carnes de alto impacto ambiental (carne vacuna de feedlot, salmón cultivado), aprovechar toda la comida, evitando el desperdicio, reducir el consumo de agua, separar los residuos, y también la producción de desperdicios, sea mediante el cambios de nuestros hábitos de compra (envases reciclados, recambiables, de packaging reducido, etc.), o compostando los desperdicios de cocina. Potenciar el consumo de productos regionales. A nivel colectivo, la implementación en nuestras ciudades, comunas, etc de leyes que incentiven la producción de alimentos “agroecológicos”, desmitificando la misma ya que por hectárea sembrada puede llegar a producir casi un 50% más que los modelos de producción actuales. Estas y otras acciones positivas, nos permitirían ejercer nuestros derechos como ciudadanos y consumidores, así como presionar para que nuestros impuestos e inversiones no se dirijan hacia las empresas que no estén comprometidas con el ambiente.

También existen algunas directrices generales que podemos apuntalar desde los espacios en los que las tomas de decisiones son claves y HH.·. tienen llegada a ellos. Existe en primer lugar, una necesidad de crear políticas claras que regulen el cambio en el uso de la tierra, de la actividad forestal a la agricultura y viceversa (esto siguiendo la línea de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y el Acuerdo de París sobre cambio climático). Además, una mayor coordinación de instrumentos políticos relativos a bosques, agricultura, alimentación, uso de la tierra, desarrollo rural, agua y cambio climático son necesarios para reducir la complejidad de los marcos de gobernanza del cambio de uso de la tierra. Así se requerirían establecer prioridades intersectoriales y objetivos estratégicos planteando mecanismos institucionales apropiados. Para ello, los marcos jurídicos que regulen la conversión de bosques en terrenos agrícolas debe contemplar el derecho consuetudinario, que es especialmente importante para los grupos vulnerables, y que contribuiría a regular las prácticas locales informales. Los marcos jurídicos son necesarios pero insuficientes, para apuntalar estas medidas también es necesario promover la inversión y el valor agregado en la agricultura de pequeña escala y la inversión en el sector forestal, generando las condiciones de infraestructura necesaria para abordar mejor el problema de la pérdida de bosques por sustitución agrícola. Finalmente, debemos pensar en promover enfoques multidimensionales que incluyan aspectos como seguridad en la tenencia de la tierra, aplicación eficaz de las leyes, incentivos económicos específicos que promuevan la intensificación sostenible de la agricultura, la gestión de los bosques y la inversión social en las zonas rurales. Ello nos dará un marco estratégico que permita equilibrar los intereses de los organismos gubernamentales, las comunidades locales, las organizaciones de la sociedad civil y los intereses responsables del sector privado, logrando así un sistema más resiliente y adaptativo frente a los nuevos desafíos que aquí presentamos.

En cuanto a nuestro aporte como ciudadanos organizados, debemos contribuir a generar en los estamentos políticos y administrativos, políticas públicas de energías renovables, tratamientos conservativos y sostenibles de desperdicios, uso racional del agua, promoción del transporte público sostenible, y las buenas prácticas agrícolas. También limitar los instrumentos financieros para las empresas relacionadas a los combustibles fósiles, y todas aquellas opuestas a la generación limpia de energía. También deben ser relevantes detalles como la educación de nuestros niños en todos estos aspectos, la responsabilidad social, y el estímulo de buenos hábitos de alimentación, como disminución de consumo de alimentos ultra-procesados, más vegetales en la dieta diaria, etc.

Finalmente, y a sabiendas que es un tema polémico y complejo, no podemos olvidar que todo el problema del cambio climático está asociado, directa e indirectamente, a la superpoblación mundial. En un mundo con 7.000 millones de personas, y en aumento, es imposible enfrentar este problema sin una discusión seria sobre el control de la natalidad, la procreación responsable, y el manejo humanitario y sensato de las políticas migratorias.

Invitamos a todos los HH.·. de las logias del Gran Or de Argentina a interiorizarse sobre este tema, a tomar acciones concretas, y a ser creativos con la situación que tenemos enfrente.

Es todo QQ.·. HH.·.
Sub-comisión de Biología y Afines
Comisión de Ciencia y Tecnología del Or.·. de Argentina

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