Jornadas Nacionales Sobre Cambio Climático
Sede Salta


¡Acción sobre el clima – tarea de todos!
En el Valle de Salta, 28 de setiembre de 2019 (e.·. v.·.)
V.·. M.·.
Estimados invitados
¡Acción sobre el clima – tarea de todos!
El cambio climático que hoy está en la boca de todos es el resultado directo de una acentuación del efecto invernadero. El efecto invernadero es un fenómeno por el cual determinados gases en nuestra atmósfera, retienen parte de la energía que el suelo emite después de haber sido calentado por la radiación solar. Como consecuencia de este efecto, se aumenta la temperatura desde 18 bajo cero hasta un promedio de 15 centígrados, un cambio imprescindible para la vida en nuestro planeta.
Empezando con la revolución industrial en la mitad del siglo 19, la concentración de los gases invernaderos en la atmosfera perdió poco a poco su equilibrio. La quema de combustibles fósiles deliberó gases invernaderos – especialmente CO2 – y provocó una intensificación del efecto invernadero natural.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) pronostica hasta 2050 como consecuencia del efecto invernadero hecho por el hombre un aumento de las temperaturas mundiales hasta 3 centígrados por encima de los niveles de 1990. Un cambio de 3 grados no suena mucho, pero por favor tengan en cuenta que durante el óptimo de temperatura del medieval desde hace 1000 años un aumento de 1,5 centígrados permitió a los vikingos la producción de vino en el sur de Suecia.
Hasta hoy notificamos un cambio de temperaturas de 1 centígrado – con todos los efectos negativos para los ecosistemas: regiones con sequías, olas de calor, una humedad del suelo reducido. Un aumento en la intensidad, frecuencia y duración de los fenómenos meteorológicos extremos.
Como resultado del derretimiento del hielo terrestre y de la expansión del agua de mar a medida que se calienta, el nivel del mar subió unos 20 centímetros desde que se iniciaron registros fiables en 1880. Se proyectan otros 30 a 120 cm más hasta el fin del siglo. El Ártico se está derritiendo – y partes de la capa de hielo de la Antártida ya comenzó a colapsar.
La indiscriminada emisión de los gases invernaderos especialmente del dióxido de carbono se ha convertido en uno de las mayores amenazas de nuestro futuro. Este miércoles se publicó el nuevo reporte del IPCC donde más de 1300 científicos presentaron de nuevo datos alarmantes y pronostican costos significativos en el futuro.[1]
Queda la consulta ¿porque? ¿Porque seguimos como humanidad en nuestro viaje hacia un escenario desastroso?
Quizás se explica este comportamiento cuando nos acercamos a los actores involucrados.
Empezamos con el actor económico, capitalista. Sus acciones están atrapadas en su propia ambición, la presión de sus accionistas y de hecho una visión a corto plazo. Creo que uno no necesita mucha imaginación para entender que un comportamiento así tiene múltiples efectos negativos al futuro de nuestro planeta.
Más complejo, más difícil pero mucho más interesante es si nos acercamos a nuestro comportamiento personal.
Elke Weber[2], profesora de energía y medio ambiente de la Universidad de Princeton, cree que una razón podría ser el rechazo humano a la pérdida. Esa teoría sugiere que nos vemos más afectados cuando perdemos, o tenemos que separarnos de algo, que cuando ganamos. Esto significa, en términos medioambientales, que el impacto positivo que nuestro cambio de comportamiento tendría en el planeta es menos importante para nosotros que la pérdida de nuestras libertades. El miedo a perder algo se siente de forma dos veces más intensa que la ilusión de obtener algo.
Hay otros aspectos que complican nuestra percepción del cambio climático:
1) Los efectos negativos del fenómeno que notamos hoy son el resultado de las emisiones desde hace 30 años atrás.
2) El esfuerzo que habría que hacer hoy es muy real, mientras el resultado de nuestro actuar es algo abstracto en el futuro. No vemos un efecto inmediato de nuestra acción positiva.
3) Los efectos muchas veces ocurren en otras partes del mundo.[3] El causante no es automáticamente la víctima de sus acciones.[4]
La magnitud de la catástrofe climática que estamos enfrentando nos lleva a los límites de nuestra percepción ¿No es fácil entender un fenómeno tan complejo e importante si estamos constantemente ocupados por lo urgente?
El problema no sólo ocupa al ciudadano común. Hasta los científicos se preguntan de vez en cuando si tiene sentido lo que están haciendo. Cuando trabaje en mi tesina doctoral sobre opciones del sector forestal para mitigar el cambio climático senti varias veces cierta frustración. Y tenía que vivirla en soledad en Alemania. ¡Acá la hubiéramos transitado con un buen asado y buenos amigos! Mi pequeña crisis se hubiera esfumado contribuyendo al cambio climático. No solamente con las emisiones de nuestro fuego, sino también con carne producido en áreas anteriormente desmontados.
Lo más fácil seria terminar mi presentación aquí. Vuelvo a la casa después del asado, feliz y duermo bien.
Pero con esta actitud no tomaríamos en serio el objetivo de nuestro mandil. La masonería es una escuela de pensamiento y un sistema de ética, nuestro mandil nos hace recordar que estamos aquí para mejorarnos como seres humanos y para mejorar nuestro entorno dedicándonos a la familia, al país, a la fe y la fraternidad.
¿Por dónde empezamos cuando se trata de la protección del medio ambiente?
Lo cierto es, no empezamos desde zero. Las evidencias científicas sobre el cambio climático resultaron en la instalación del IPCC, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, innumerables conferencias de las partes (donde se juntan las naciones que son parte del proceso). Los gremios técnicos y financieros de la Convención Marco trabajan en propuestas. Se ha formado una comunidad entre 5.000 y 10.000 políticos, científicos y representantes de diferentes organizaciones no gubernamentales que se desplaza cada seis meses por todo el mundo para debatir sobre el problema – y de paso emitiendo CO2.
Hoy presenciamos una obra de teatro gigantesca que demuestra la incapacidad de la comunidad internacional para responder adecuadamente a uno de los grandes problemas de nuestro planeta. Lo que se ha hecho hasta ahora, dada la magnitud de la tarea, es una gota en el océano.[5]
Por suerte tenemos ejemplos concretos como un cambio se puede iniciar. Todos hemos visto la pequeña sueca Greta Thunberg. Ella no debería estar en un escenario de las Naciones Unidas, sino en la escuela en Suecia. Pero la joven se puso la camiseta y posiciono el asunto del cambio climático en la agenda mundial como nunca antes.
¿Que hizo diferente?
Hasta ahora, las organizaciones ambientales han apelado, sobre todo, a la razón para provocar un cambio positivo en la gente. En paralelo, han apostado por mensajes amenazantes para captar la atención de los ciudadanos. Ambos enfoques conducen a un mayor nivel de preocupación y frecuentemente a la resignación y la desesperanza. En lugar de promover una acción positiva, los mensajes conducen a lo contrario y dejan una sensación desmotivadora.[6]
Como seres humanos somos una especie emocional. Nuestras emociones tienen una influencia mucho mayor en la toma de decisiones que el conocimiento o la razón. Estamos fuertemente influenciados por el contexto o entorno en el que tomamos la decisión.
Y es exactamente ahí de donde surge el éxito de Greta Thunberg. Sus charlas son sumamente emocionales. Y logro iniciar un movimiento global que ha llevado el asunto del cambio climático a que sea más visible que nunca.
Tal vez encontramos aquí la clave para resolver el problema. Apelar a la emoción, la experiencia grupal y agregar soluciones concretas. Esta combinación podría ayudarnos a desafiar la visión pesimista de la crisis climática y orientar el mundo hacia una solución del problema.[7]
Para darles un ejemplo de nuestra región. El Club Amigos de la Montana ha logrado identificarse con el resultado de sus propias acciones en su reserva natural forestal Campo Alegre. A través de una campaña de plantación de árboles los niños que participaron no sólo tienen buena memoria de la plantación en si pero también se fortalecen positivamente en sus acciones medioambientales. Lo más lindo es, que transmiten con orgullo esta experiencia a sus compañeros.
Otro hecho que también motiva es la plantación de árboles en la ciudad de Salta. Todos sabemos que placer nos dan los lapachos florecidos.
Tenemos que tener la convicción que nuestras aunque a veces pequeñas acciones pueden provocar efectos significativos.[8] Cabe esperar que la actual discusión sobre el cambio climático sirve como impulso para replantear el manejo de los recursos de nuestro planeta. Es ahora el momento para preservar nuestro futuro y el futuro de las próximas generaciones – una tarea de todos.[9]
Muchas gracias!
Subíndices
[1] Se supone que a partir de una concentración del gas invernadero mas importante – el CO2 – de 450 ppm en la atmósfera, se producirán cambios verdaderamente catastróficos. Hoy en día la concentración de CO2 ya esta en 415 ppm, y se agrega un promedio de 2 a 3 ppm por año, de modo que el valor crítico probablemente se alcanzará en unos 10 a 15 años.
[2] Weber, E.U. (2018). Perception matters: The pitfalls of misperceiving psychological barriers to climate policy. Perspectives on Psychological Science, 13, 508-511. DOI
[3] Segun el IPCC, el alcance de los efectos del cambio climático en las distintas regiones variará con el tiempo y con la capacidad de los diferentes sistemas sociales y ambientales para mitigar o adaptarse al cambio.
[4] La situacion suele ser diferente en el caso de un accidente químico con sustancias tóxicas: la proximidad inmediata de la planta está contaminada, las personas, los animales y las plantas sufren daños inmediatos y visibles. Es obvio porque se promulgan y aplican leyes en esta área.
[5] Lo mas triste de esta situacion es que el cambio climático podría haberse evitado, al menos en su mayor parte. Ya al final de los 70 los científicos de los Estados Unidos propusieron una solucion: una parada radical e inmediata de la era del carbón. Lo mejor fue que se encontraron con los oídos abiertos. Imaginense, Jimmy Carter ordeno la instalacion de 32 paneles solares en la Casa Blanca – en el año 1979. La historia cambió con la elección de Ronald Reagan en 1980. Reagan hizo retirar los paneles solares de la casa blanca y la politica se entregó a la industria de los combustibles fósiles. Aunque la razón ha vuelto a entrar brevemente en la Casa Blanca, especialmente cuando Al Gore era vicepresidente, los que niegan el cambio climatico volvieron a tomar las riendas.
[6] Moser, Susanne. (2010). Communicating climate change: History, challenges, process and future directions. Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change, 1, 31-53.
[7] Climate Access, Balancing hope and threat. April, 2018.
[8] En poco más de medio siglo, hemos producido 9.000 millones de toneladas en todo el mundo. Y aunque somos cada vez más conscientes de cómo nuestras carreteras y ríos se encuentran bajo un vertedero de basura y cómo afecta a la vida marina, incluso terminando en nuestra comida, el plástico es más omnipresente que nunca.
[9] Kahan, Dan M.; Braman, Donald; Peters, Ellen; Wittlin, Maggie; Slovic, Paul; Ouellette, Lisa Larrimore; Mandel, Gregory N. (2012). The polarizing impact of science literacy and numeracy on perceived climate change risks. Nature Climate Change, 2(10), 732-735.