El dia 9 de Agosto de 2021 el mundo recibió la noticia más preocupante: el cambio climático está avanzando y sus consecuencias amenazan la vida de todos los organismos en la tierra a través del informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), un organismo perteneciente a la ONU conformado por científicos de todo el mundo que viene trabajando desde hace 30 años para medir los avances del Cambio Climático en la tierra. El IPCC es uno de los esfuerzos de colaboración global más importantes del que tengamos registro.
Es cierto también que desde la década de 1970 que el complejo cientifico mundial esta poniendo en alerta a los gobiernos del mundo sobre los efecto de la acumulación de Gases de Efecto Invernadero en la Atmósfera. Este proceso de acumulación de gases es llamado “efecto invernadero”, porque es análogo a poner una cubierta de vidrio sobre la superficie de la tierra, que incrementa la temperatura del globo. La cantidad de gases se mantuvo a niveles casi constantes durante millones de años, generando condiciones bioclimáticas aptas para la vida humana en casi todo el planeta, con una temperatura media entre la corteza terrestre y la estratosfera de 16 grados centígrados y de esta manera se pueda generar la vida en la tierra.
La acumulación excesiva de estos gases, de la que el mundo científico nos alerta desde hace 50 años, comienza a detectarse a mediados del siglo XIX cuando la Primera Revolución Industrial introduce la maquina de vapor a carbón a los procesos productivos y de transporte generando un uso cada vez mayor de este mineral que aporte grandes cantidades de Gases de Efecto Invernadero en su combustión; más adelante en el tiempo cuando comienza la explotación del petróleo y los hidrocarburos este proceso de acumulación de GEI se incrementa por la explotación de Diésel y el Gas en todo el planeta. La explosión de la segunda revolución industrial, la masificación del trasporte automotor y el transporte aéreo sumado al uso indiscriminado de plásticos y sus derivados y la deforestación constante con la que la tierra perdia hectáreas y hectáreas de arboles, bosques y selvas que solían absorber una importante proporción de los Gases que emitimos por la industria y el transporte, llevándonos a esta situación límite en palabras de IPCC “las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las actividades humanas son responsables de un calentamiento de aproximadamente 1,1 °C desde 1850-1900, y se prevé que la temperatura mundial promediada durante los próximos 20 años alcanzará o superará un calentamiento de 1,5C”.
Y en el informe el IPCC nos alerta que “Como consecuencia del cambio climático, las diferentes regiones experimentan distintos cambios, que se intensificarán si aumenta el calentamiento; en particular, cambios en la humedad y la sequedad, los vientos, la nieve y el hielo, las zonas costeras y los océanos. Por ejemplo:
- mayor intensidad de las precipitaciones y las inundaciones asociadas, así como unas sequías más intensas en muchas regiones.
- zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, lo que contribuirá a la erosión costera y a un aumento de las inundaciones
- Un mayor calentamiento amplificará el deshielo del permafrost, así como la pérdida de la capa de nieve estacional, el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo, y la pérdida del hielo marino del Ártico en verano.
- cambios en el océano, como el calentamiento y la acidificación del océano, el aumento de la frecuencia de las olas de calor marinas, y la reducción de los niveles de oxígeno.
- En el caso de las ciudades, algunos aspectos del cambio climático pueden verse amplificados, en particular el calor (ya que las zonas urbanas suelen ser más cálidas que sus alrededores) y las inundaciones debidas a episodios de precipitaciones intensas y al aumento del nivel del mar en las ciudades costeras.”
(Fuente: https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2021/08/IPCC_WGI-AR6-Press-Release-Final_es.pdf)
Este escenario es realmente preocupante, no sólo por las consecuencias que representa para los próximos 50 años, sino porque no está claro en muchos países cuál es el plan de acción que se va a tomar para la descarbonizacion de la economía y una transición ecológica de las sociedades y matriz productiva.
Un informe reciente de la Agencia Internacional de Energía (https://www.iea.org/reports/electricity-market-report-july-2021/executive-summary ) plantea que en el 2021 debido al uso incremental del Carbón para la generación de energía, las emisiones de GEI aumentarán un 5%. Esto quiere decir que como humanidad nos está costando encontrar la ruta hacia el desarrollo sostenible y eso es muy preocupante porque cada dia, cada semana, cada mes, cada año que perdemos y demoramos la transición hacia una economía descarbonizada, el cambio será más difícil y mas brusco tanto para para las comunidades como para los sistemas productivos. Generando impactos negativos en la sociedad y el mundo del trabajo.
Desde la Masonería Argentina venimos siguiendo el tema, trabajando desde nuestros talleres y hacia fuera de la orden, redactando y presentando en el Senado Argentina una Ley de Educación Ambiental para crear herramientas para enfrentar estos cambios inevitables; estamos midiendo nuestra huella de carbono para poder también transitar hacia una descarbonizacion de nuestra institución, participamos junto con otras Grandes Logias de Latinoamérica y de Europa en la difusión de esta problemática y trabajamos en la concientización de nuestras comunidades. Además muchos de nuestros hermanos son científicos, tomadores de decisiones, técnicos, profesores, etc etc que dia a día están trabajando desde sus lugares para ayudar a transitar este, el mayor desafío colectivo de la humanidad.
Pero necesitamos, para lograr este gran desafio, el compromiso de la mayor parte de la sociedad. Cambiando algunos hábitos: reciclando los residuos, disminuyendo el consumo de carne animal, usando menos el trasporte particular, siendo mas eficientes en el uso de agua y energia, eligiendo no usar plásticos de un solo uso, tomando conciencia que todas nuestras acciones tienen un impacto en la naturaleza y en los seres vivos que comparten con nosotros el planeta.
El desafío que tenemos por delante como civilización es tan importante que va a configurar un nuevo ethos, una ciudadanía sostenible global, que nos encontrará vinculados de otra manera con nuestro entorno ampliando los círculos empáticos y reconfigurando la manera en que hacemos, producimos, consumimos y nos relacionamos con otros seres humanos y otras especies.
Si no logramos cambiar, según los pronósticos de IPCC, el futuro puede ser muy complicado para nuestra civilización.
Buenos Aires, 10 Agosto de 2021.
JJV.